Lo que piensa la protagonista sobre él:
“Era el hombre más alto que había visto en su vida. Ancho de hombros, ancho de espaldas. Musculoso. Su cabello negro y liso casi le rozaba los hombros y de él sobresalían varías trenzas diminutas pero más largas que el resto de su pelo. Vestía como un caballero de la Edad Media, enteramente de negro, incluida su cota de mallas. En su cintura llevaba una ancha espada y varias dagas bajo el cinturón de cuero que le caía ligeramente bajo sus estrechas caderas. Era un hombre imponente."
"Breena contuvo la respiración cuando el rostro más atractivo que había visto en su vida la observó. Barba de un par de días. Ojos oscuros y penetrantes que parecían mirar en su interior y leer sus más profundos pensamientos. Y cuando se encaminó hacia ella, los labios carnosos, que parecían encandilarla mientras su mente se perdía en fantasías de cómo sabrían sus besos…”
"Sus ojos detectaron un movimiento en la superficie del río y lo descubrió dándose un baño. Antes de que pudiera volverse o cerrar los ojos, Dowald emergió del agua completamente ajeno a los ojos femeninos que lo no le quitaban ojo. Breena tragó con dificultad y se encontró conteniendo la respiración mientras lo observaba detenidamente.
Él era el ejemplar de hombre más escandalosamente perfecto que había visto en su vida. Su cuerpo brillaba a la luz de los primeros rayos matutinos con el agua resbalando por su piel. El hombre era fibra pura, sin un solo gramo de grasa en todo su cuerpo musculoso. No pudo evitar admirar sus pies grandes. Las piernas musculosas que se tensaban mientras caminaba hacia donde había dejado su ropa. Sus ojos se abrieron por la sorpresa cuando se detuvo en el impresionante miembro relajado que descansaba en su entrepierna, durante un momento pensó, erróneamente, que estaba enhiesto.
Se ruborizó, sin atreverse a pestañear, imaginándose que ella lo excitaba hasta el punto de ponérselo duro y aún más grande, y que él la penetraba lleno de deseo por ella. Desechó la idea por inverosímil. Ese hombre de pura sangre jamás se fijaría en una mujer tan corriente como ella. Continuó recreándose la vista en su vientre plano. Subió por la tabletita de chocolate hacia sus costillas, el vello que crecía en el valle de un pecho musculoso y marcado. Se maravilló de las cicatrices que contó, algunas le parecieron heridas bastantes serias, que le recordaron que él era un guerrero.
Descubrió con horror que Dow se había detenido, y que estaba observando detenidamente su reacción mientras lo admiraba. Parecía deleitarse con su admiración con una sonrisa en sus labios y en sus ojos. Breena se ruborizó, pero no pudo apartar sus ojos de los de él, y lo siguió mientras se vestía los pantalones."
“Era el hombre más alto que había visto en su vida. Ancho de hombros, ancho de espaldas. Musculoso. Su cabello negro y liso casi le rozaba los hombros y de él sobresalían varías trenzas diminutas pero más largas que el resto de su pelo. Vestía como un caballero de la Edad Media, enteramente de negro, incluida su cota de mallas. En su cintura llevaba una ancha espada y varias dagas bajo el cinturón de cuero que le caía ligeramente bajo sus estrechas caderas. Era un hombre imponente."
"Breena contuvo la respiración cuando el rostro más atractivo que había visto en su vida la observó. Barba de un par de días. Ojos oscuros y penetrantes que parecían mirar en su interior y leer sus más profundos pensamientos. Y cuando se encaminó hacia ella, los labios carnosos, que parecían encandilarla mientras su mente se perdía en fantasías de cómo sabrían sus besos…”
"Sus ojos detectaron un movimiento en la superficie del río y lo descubrió dándose un baño. Antes de que pudiera volverse o cerrar los ojos, Dowald emergió del agua completamente ajeno a los ojos femeninos que lo no le quitaban ojo. Breena tragó con dificultad y se encontró conteniendo la respiración mientras lo observaba detenidamente.
Él era el ejemplar de hombre más escandalosamente perfecto que había visto en su vida. Su cuerpo brillaba a la luz de los primeros rayos matutinos con el agua resbalando por su piel. El hombre era fibra pura, sin un solo gramo de grasa en todo su cuerpo musculoso. No pudo evitar admirar sus pies grandes. Las piernas musculosas que se tensaban mientras caminaba hacia donde había dejado su ropa. Sus ojos se abrieron por la sorpresa cuando se detuvo en el impresionante miembro relajado que descansaba en su entrepierna, durante un momento pensó, erróneamente, que estaba enhiesto.
Se ruborizó, sin atreverse a pestañear, imaginándose que ella lo excitaba hasta el punto de ponérselo duro y aún más grande, y que él la penetraba lleno de deseo por ella. Desechó la idea por inverosímil. Ese hombre de pura sangre jamás se fijaría en una mujer tan corriente como ella. Continuó recreándose la vista en su vientre plano. Subió por la tabletita de chocolate hacia sus costillas, el vello que crecía en el valle de un pecho musculoso y marcado. Se maravilló de las cicatrices que contó, algunas le parecieron heridas bastantes serias, que le recordaron que él era un guerrero.
Descubrió con horror que Dow se había detenido, y que estaba observando detenidamente su reacción mientras lo admiraba. Parecía deleitarse con su admiración con una sonrisa en sus labios y en sus ojos. Breena se ruborizó, pero no pudo apartar sus ojos de los de él, y lo siguió mientras se vestía los pantalones."
para cuando el segundo?
ResponderEliminarme encanto el primero
Me alegra que te haya gustado. El segundo espero terminarlo pronto. No era un proyecto que tuviera en mente, porque lo había escrito como un único libro. Pero el segundo tendrá muchas sorpresas.
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